Los otros días visité a mi amiga Juanita. Juanita está remodelando su casa y su novio Miguel es contratista por lo que la está ayudando en este proyecto que ella tiene. Juanita no es fácil, tiene un carácter fuerte y a Miguel eso le encanta. Cuando llego a la casa, Juanita me dice “entra que estamos en el cuarto de atrás”. Llego y veo que el cuarto de atrás está cambiando mucho. Le digo, “Juanita y ¿qué estás haciendo en este cuarto?” Me contesta ella, “mira, ¿te gusta?, este va hacer el cuarto de costura, de taller, de trabajo. Mira las mesas, ¿las vez? Quedaron bien, me las hizo Miguel” Miro a Miguel y el con su sonrisa y su expresión en el rostro de estoy jodido con ella, pero con mucho amor y con un gran orgullo que parece que el pecho se le va a explotar de lo mucho que lo hincha al decir “¿te gustan? Son en stainless steel” y luego me mira y me sonríe nuevamente diciendo en su expresión soy una jodienda haciendo estas cosas.
Observo y veo que están montando la última mesa. Juanita lo ayuda, el hace el roto en la pared, allá va ella con la aspiradora a recoger el polvo al mismo tiempo. Ella con una mascarilla blanca puesta sobre su nariz y boca para protegerse del polvo que cae, le dice “¿cuántos rotos faltan por hacer?” él contesta “uno y pasamos a poner la base de la mesa y atornillar” “Ah, entonces ya después de esto ¿no hay que hacer mas rotos?” “Bueno sí, en la base para fijarla bien y luego en el tope de la mesa.” “Ok”, dice ella.
Mientras sigo observando, entre ellos hay una buena química y mientras trabajan se flirtean un poco. Ella con su yarda de madera lo condecora como caballero contratista del arte en costura y el se ríe, preocupado de que ella con la yarda de madera no le dé duro. Ella se va a buscar algo de tomar, el me mira y me dice, “esto no está fácil, pero es lo que ella quiere, ¿qué puedo hacer? Menos mal que hoy no se le quemó la comida, mira los otros días me hizo unas chuletas y cuando las volteó estaban quemadas. Me miró y me dijo, oye Miguel no te importa que estén un poquito doradas, ¿verdad? Yo le dije no, pero Annie, es que no estaban doradas, estaban ¡quemadas! Dice él entre risas, pero yo me las comí. ¿Qué iba hacer?”
Regresa ella y nos mira, bueno y que como va todo por aquí. “Ya hemos terminado dice él.” “¡Qué bueno y qué linda quedo! Ahora hablaremos de la tablilla de arriba.” Interrumpo yo y digo: “bueno aquí Miguel tiene muchos proyectos.” Juanita dice, “sí mira faltan las tablillas, el aire acondicionado, luego las losetas del frente, la terraza y otras cositas mas.” Juanita se vuelve a ir y Miguel me dice entre risas, “yo quisiera saber donde se renuncia aquí. Mira que he pedido los papeles, pero no me los dan.”
Regresa Juanita, se miran ambos con esa mirada que dice, te quiero, te amo, se vuelven a flirtear. Se bromean, se ríen y se siente el amor. Así entre mesas, sillas, taladros, telas y herramientas fluye el tiempo del amor entre Juanita y Miguel entre los cuarenta y los cincuenta...
Publicado por Annie Santiago / Copyright 2010