viernes, 10 de diciembre de 2010

La Nena

Hoy me levanté preocupada, pero positiva ante la vida, ante los problemas y con fe de que todo se solucionará de acuerdo al Orden Divino, de acuerdo al Universo. Leo el periódico, recibo una llamada que me dice que mi trabajo continua dando frutos, eso hace que me alegre, que me ponga más en acción. Leo mis correos electrónicos, contesto algunos de ellos y en ese momento recibo otra llamada de una clienta apreciada. Me dice: “Annie, ¿cómo estas?” “¿Yo bien y tú?” Silencio por parte de ella. Me preocupo. “Annie, te estoy llamando porque la nena de (no escribo el nombre para guardar la confidencialidad) falleció.” Silencio, completo silencio. “Pero, ¿cómo?” reacciono. “No sé, solo sé que José me llamó esta mañana y me lo dijo, fue ayer por la noche o por la madrugada de hoy.”

Sentí que el mundo se derribó nuevamente, sentí lo que se siente al perderse un familiar muy querido, pensé en sus padres. Sentí y vi sus rostros en mi mente con lágrimas y tristeza. Ellos dieron el todo por el todo por su hija, lucharon con ella y por ella hasta el final. No sé lo que es perder a un hijo, porque no tengo hijos, pero sé lo que es perder en cuerpo a un ser que uno ama mucho. A un ser que uno lucha por darle lo mejor, la mejor calidad de vida en esta Tierra. Reviví el dolor de esa partida y me eché a llorar.

Recuerdo que el domingo Juanita y Miguel la vieron feliz compartiendo con su familia y me lo comentaron. Justo hoy que me dan esa noticia, mucho antes de saber este suceso, estaba mirando en facebook la página de la nena, parece como si estuviera conectada con ella. Las vibraciones fueron demasiado fuertes. Siempre que la vi estaba contenta. Vuelvo a mirar su página y ahora nos queda el recuerdo de sus fotos, la mirada de ella y sus mensajes de aliento para continuar la vida.

Pienso otro ser que se nos va en cuerpo, un ser que finalizó su camino en la tierra para emprender uno nuevo hacia el Padre, para estar con el Padre y con todos los que están allá. Ahora nos toca a nosotros seguir viviendo acá, seguir nuestro camino con un nuevo dolor y con la visión de que todo lo que hacemos no solo es para nosotros, sino también para dejarlo en recuerdo para los que nos conocen y nos aman.

El dolor de haber perdido en cuerpo a un ser que uno ama es fuerte, eso no se olvida, solo se aprende a vivir con ese dolor. Ese dolor que en épocas como esta se siente nuevamente porque las circunstancias y el ambiente hacen que se recuerda y se reviva, pero la alegría de saber que su energía vive y la sientes hace también que sigas adelante. La Navidad es época de alegría y tristeza, es una mezcla de sentimientos tan fuertes que no sabes cuando comienza uno y termina el otro.

Solo puedo decirle a sus padres: “Entiendo el dolor que sienten y yo celebro la vida de la nena por su alegría, por su lucha ante la adversidad, por su cara angelical y por todo lo que le dio a ustedes y a los demás”.

Para La Nena: Gracias por lo que enseñaste y por lo que dejaste: un abrazo, un beso y un hasta luego.

Para Dios: Gracias por amarla a ella, por bendecirla en la Tierra, por liberarla y por estar con su familia en estos momentos tan fuertes y divinos que vienen departe tuya.

Para Todos los que hemos vivido el dolor de la separación de un ser que se ama profundamente. Dios nos bendiga.

ANNIE SANTIAGO

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