miércoles, 27 de octubre de 2010

El Sistema

Estoy con un coraje increíble. Nuevamente el sistema fastidió todo. El bendito sistema y yo me pregunto ¿quién rayos se cree el sistema para hacer lo que hace? El sistema…y ¿cómo es él? ¿En qué lugar se formó? El sistema ha venido a fastidiarnos la vida, pero también a hacerse responsable de las deficientes y pésimas atenciones al cliente por parte de los empleados.


Les cuento, resulta que andaba con mi pareja por Plaza. El chico, que tiene ya los 50 años, pero para mí es mi chico, bueno desde hace un año le ha dado con hacer ejercicio, rebajar, echar músculos… Ustedes saben, cuando los hombres llegan a los 50 comienzan ellos su etapa de también querer verse más jóvenes. Más aún si su pareja es más joven que ellos. Bueno, mi chico comenzó corriendo bicicleta, caminando y luego paso a la fase de hacer pesas.


Ahí, ahí es que entonces va a Plaza a separar en lay away un banco con pesas en la súper tienda que vende de todo por departamentos. Cuando finalmente va hacer el último pago para sacar el banco nos topamos con la noticia que el sistema había cancelado el lay away! Yo dije: ¿Cómo? Me contesta el Señor, “mire no se qué pasó, pero el sistema ha cancelado el lay away y van a tener que pasar por las oficinas centrales en el tercer piso para que le aclaren, porque yo no sé”. Allá nos dirigimos y cuando llegamos me dice la señora que nos van a devolver el dinero, pero que nos tienen que retener $15 por cargos.


¿Cuales cargos? Dije yo, bueno, contesta ella, “son $10 por cancelar el lay away y $5 por pago tardío”. Me quedo seria, comienzo a sentir como la sangre me sube a la cabeza, en ese momento pude notar en el espejo que tienen en la sala de espera como mi cara se pone roja. Le digo a la señora en tono calmado y con la mente mandándola pa’l krj!, “oiga, nosotros no cancelamos el lay away, fueron ustedes y nosotros no hemos hecho ningún pago tardío, vea el recibo”. La señora ve el recibo y me dice,” vengo ahora voy a buscar a un supervisor para que hable con ustedes”.


Llega la supervisora y me dice lo mismo que la señora y me aclara que el sistema es quien hace eso y que ellos no pueden hacer nada porque el sistema no les permite.


El sistema, el sistema dictamina las pautas de contratación y las cancela cuando quiere. El sistema se va del trabajo cuando quiere a la hora que quiera, no le dice a nadie para donde va ni mucho menos cuando regresa. Cuando se va el sistema no hay servicio, todo se detiene, los empleados que por obligación dependen de él para realizar su trabajo se molestan porque la gente en la fila los mira mal con amenazas de matarlos. Nadie supervisa al sistema, nadie lo amonesta por escrito. El sistema es tan poderoso que ni el mismo Gobernador, ni el Presidente pueden exigirle que no se vaya o que regrese de inmediato. Mientras nosotros seguimos aquí viendo como el sistema juega con nosotros, nos cancela el lay away, nos hace perder el tiempo, nos fastidia. El sistema se burla de las leyes y de todos nosotros. Me ¡kg en el sistema! ¡Ñó!


De regreso a la Academia, uf no hay Internet, llamo a la compañía, me dicen que hay una avería en el sistema desde anoche y que están trabajando con él para restaurarlo. Pienso, parece que este cogió una bien chévere anoche. ¿Qué le estarán dando? ¿Mondongo, caldo de pollo, suero tal vez? En eso llama mí hermana, contesto ¿Hola?, me dice: “estoy esperando el documento”, le digo: “mira te envío el documento más tarde”. ¿Por qué? Pregunta ella, contesto: “Es que no hay sistema, se fue y no sabemos cuándo volverá”. ¡Jóder!, dice mi hermana.


Annie Santiago Tosado – Copyright